Observar el sufrimiento ajeno es turbador, pero observar el sufrimiento en la carne de tu carne, en tus propios hijos, resulta una experiencia insoportable. No seré yo quien opine y juzgue sobre las decisiones de unos padres ante el dolor de un hijo. Y nunca lo haré, porque he sido hijo y soy padre, y entiendo que hay ámbitos que pertenecen a ese núcleo donde...
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