Tiene Miguel Ángel Revilla una especial propensión a erigirse en intérprete del pueblo, un papel que desempeña sin mesura ni complejos, como si las anchoas de Santoña, los hojaldres de Torrelavega o el queso de Treviso le valieran de salvoconducto para autoproclamarse portavoz de todas y cada una de las 46.464.000 personas que –según el último censo del INE–...
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