Algo muy grande y muy sano deben de sentir los aficionados barcelonistas –como los que ayer se metieron en un horno de lona sintética para elegir al nuevo presidente del club, vestidos con su camiseta azulgrana, transpirable y chorreando– cuando su equipo gana un título, si no tres. Para quienes ni sienten ni padecen la fenomenología deportiva, y al margen de...
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