Hubo un tiempo en el que la izquierda llamaba a España patria sin complejos y los toros eran la expresión más vigorosa del alma del pueblo. La tauromaquia no se identificaba con ninguna opción ideológica, por ser –precisamente– un símbolo de vertebración nacional. Con el paso de los años y la llegada de la democracia, la izquierda hiperdogmática levantó un muro...
Suscribete para leer la noticia completa: