Para los occidentales, las opciones están limitadas: dudamos entre apartar la mirada, como en Siria; defender nuestros intereses, como en Malí; pactar con el diablo, como en Irán; indignarnos, como en Birmania
NO pasa un día sin que el mundo nos envíe el eco de alguna catástrofe en la que los musulmanes son a la vez los actores principales y las víctimas más numerosas....
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