Es costumbre cínica de noche electoral escuchar que todos ganan, pero ayer el grito sordo de la derrota fue mucho más sonoro. La tradicional carrera por ocupar minutos de telediario para vender verdades a medias fue ayer una ausencia generalizada hasta altas horas, también a causa de un recuento lento y ajustadísimo. El rival a batir, el Partido Popular, perderá...
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