De repente, el sosiego. La Feria de Abril deparó en el viernes de farolillos una inesperada desaceleración del ambiente respecto a las tumultuosas jornadas precedentes, permitiendo disfrutar de un real mucho más despejado que por momentos recordó a la Feria de hace décadas, cuando se podía pasear tranquilamente por las calles sin necesidad de esquivar peatones...
Suscribete para leer la noticia completa: