Por lo visto ayer en Madrid, da la impresión de que el secretario general del PSOE no se deja impresionar por los bríos, más o menos juveniles, que exhiben los líderes de los partidos de última o penúltima generación, cuyo aparente vigor, quizá porque una cosa lleva a la otra, se presenta como un valor añadido a sus ofertas transformadoras, si no revolucionarias....
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