Después del eclipse, la gran marea, ayer en formato natural y sin los colorantes que suele adoptar en las protestas sectoriales que, a oleadas y tierra adentro, hacen que no decaiga la marejada política. Alineados, el Sol y la Luna ejercen cada dieciocho años una atracción sobre las aguas oceánas que ayer tocó techo, aproximadamente a las ocho de la tarde. De...
Suscribete para leer la noticia completa: