Meses y meses de tabarra y de monotema, con el 9-N fundiéndose en espíritu allá en lo alto con el monolito de Kubrick, y cuando parecía que ya no habría que soportar más tanta emoción, lagrimeos y consignas, llega el 10 de Noviembre y lo primero que se le ocurre a Artur Mas es que hay que organizar un referéndum para que el pueblo catalán pueda ejercer su derecho...
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