Es bastante seguro que la estanquera de París no se parezca mucho a la estanquera de Vallecas, y la estanquera de Vallecas tenga muy poco que ver con la estanquera de grandes ubres, que Fellini nos presentó en «Amarcord», en esos recuerdos donde la nostalgia, la ironía y el surrealismo formaban un triángulo que ya no hemos vuelto a gozar. Los que se parecen son...
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