Algunos aguantaron seis horas en lo más alto de la valla, encaramados a la esperanza de poder saltarla, antes de desistir y regresar a Marruecos. Eran más de doscientos, iban preparados para la pelea e hicieron gala de una «violencia extrema e inusitada», según la Delegación del Gobierno en la ciudad autónoma, que ayer hizo balance del enésimo asalto a una frontera...
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