Que a Jordi Pujol lo hayan bajado de su pedestal por las malas solo se explica por el hecho de que hace trece años lo subieran por las buenas. Y aunque el grosero procedimiento empleado para su derribo merezca un severo reproche, las razones políticas por las que en su día lo encumbraron y fundieron en bronce se justifican mucho menos que ese empujón nocturno...
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