La admiración y el merchandising producen extraños compañeros de dormitorio: Fidel Castro en las paredes y el perro Snoopy en la colcha de la cama. Los he visto más sugestivos. Un día, en un apartamento de Montparnasse contemplé, en una especie de cuarto de estar-dormitorio-salón, un póster del Che Guevara y una enorme fotografía de Juan XXIII. Lo del Che era...
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