El día del Carmen me gusta pasearme por el puerto pescador más cercano, y contemplar las jarcias y los cabos repletos de pequeñas banderas, como el decorado de una verbena sobre el mar, en la que paticipan todos, desde la potente nave de arrastre hasta la modesta barca de cabina individual, que ya casi parece pieza de museo. Nada que ver con los puertos deportivos,...
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