Se había llevado el Madrid a Lisboa un buen esqueje de su árbol genealógico, de Gento a Raúl, pasando por Mijatovic y Raúl, para trasplantarlo en el campo del Benfica. Más que una lección de historia deportiva parecía una manifestación de legitimidad y genética: la familia carnal de la Copa de Europa esperando el parto de la Décima. Enfrente, los vecinos, los...
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