«Primero deberían desarmar a los malos», clamaba ayer el cabecilla de los denominados grupos de autodefensa del Estado mexicano de Michoacán. Levantados en armas contra el cartel de los Caballeros Templarios –mafia local que desde hace cuatro años impone su sanguinaria ley en la zona– los grupos paramilitares han declarado su propia guerra al narcotráfico. No...
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