Críos de ocho o nueve años te saludaban con el familiar grito de «Bienvenidos a Faluya, la tumba de América». Y se ofrecían como guías de las curiosidades bélicas de la ciudad: «Aquí reventaron un blindado... ahí mataron a cinco en una emboscada...». En Faluya descuartizaron a cuatro guardias de seguridad privados de EE.UU. y colgaron piernas y cabezas del tendido...
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