Los 550 kilómetros que separan por carretera la prisión de Teixeiro de la madrileña plaza de la República Dominicana marcaron ayer la distancia que va de la dignidad a la infamia, trazando el recorrido, lleno de curvas, de una memoria democrática de nuevo herida y pisoteada. A primera hora de la mañana, mientras la Audiencia Nacional ordenaba la inmediata excarcelación...
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