Lo acontecido ayer en Roma o en Portugal no es política, ni economía, ni siquiera protesta social. Es un caos a propósito, provocado por grupos antisistema que van a lo suyo. A por el caos.
Hemos llegado a tal nivel de populismo, corrección y complejos que somos capaces de encontrar hasta romanticismo y revolución en salvajadas como las de ayer. Lo que sea...
Suscribete para leer la noticia completa:

