El corazón de Brasil tiene un doble latido: el que marca el ritmo del progreso y el que sigue el compás del desconsuelo. En realidad, Brasil tiene dos corazones: uno entero y otro roto, porque en un país de fusiones lo único que no se ha logrado aunar es el «tic-tac» del pueblo, todavía partido en dos mitades. Sin término medio, el Brasil del progreso se muestra...
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