En italiano, sin concesiones a idiomas como el castellano, al que no dejaron de recurrir sus antecesores, Francisco impartió ayer la bendición Urbi et Orbi tras su primer mensaje pascual, en el que pasó revista a los males de un mundo dividido «por la codicia de quienes buscan fáciles ganancias, herido por el egoísmo que amenaza la vida humana y la familia, desgarrado...
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