Hemos vivido una semana, incluso meses, entre mentiras y ridículos constantes. El último, este abrazo más falso que un duro de madera entre Nicolás Maduro y Diosdado Cabello. Estos días hemos asistido a trolas inverosímiles, como ese ataúd vacío aclamado casi a lo Jomeini. O como aquella reunión de Hugo Chávez con su Gobierno durante cinco horas. Y qué decir...