DE los 170 condenados por delitos de corrupción durante la presente legislatura solo 35 duermen todavía en la cárcel. Que ocho de cada diez estén ya en libertad indica a las claras que las penas por estos delitos son mucho más débiles de lo que seguramente la sociedad española, hastiada por tan nocivo fenómeno, espera de la Justicia. Hay dos razones fundamentales...
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