LA presidenta argentina Cristina Fernández ha entrado en una senda extremadamente peligrosa: la de ver fantasmas conspirativos detrás de una explosión social que no tiene más causa que el fracaso de su gestión económica. Once muertos en una oleada de saqueos que estallan después de un injustificable gesto de insumisión de la propia policía no es algo que pueda...
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