ETA ya no mata. Pero sus acólitos se encargan de hurgar en el dolor de sus víctimas cada vez que pueden. El secuestro que los proetarras han llevado a cabo de las fiestas de Bilbao es un ejemplo más de cómo el entorno batasuno va a pelear hasta la náusea por blindar sus espacios de impunidad. Año tras año han convertido los festejos de esa gran ciudad en un alarde...
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