LA desastrosa gestión de la crisis de Chipre no ha dejado tranquilos a los ciudadanos. Lejos de convencerles -como quieren las autoridades europeas- de que las futuras crisis bancarias no pesarán sobre las espaldas de los contribuyentes, han logrado sembrar más inquietud con la amenaza de que serán los bolsillos de ahorradores los que proveerán los recursos para...
Leer la noticia completa en ABC.es: