El cabreo en la planta tercera de Génova es de órdago. Nadie se explica cómo ha podido Álvaro Ballarín, número 7 del PP en la Asamblea, ocultar a su jefa de filas, Cristina Cifuentes, que sobre él pesaba una imputación por delitos de prevaricación, falsedad documental y desobediencia. Incluso evitó que trascendiera al partido su citación a declarar con abogado...
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