Quienes entran o salen de Madrid por la Avenida de América asisten esta semana a un escenario más propio de una batalla bélica que de una estampa cosmopolita. Del, hasta ahora intercambiador de transportes, queda su esqueleto maltrecho por el pico de demolición. Cascotes, escombros y ferralla conviven, de momento, con los templetes de cristal del nuevo edificio...
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