Hasta 80 puntos y dos horas de cirugía necesitó ayer el embajador de Estados Unidos en Corea del Sur, Mark Lippert, para curarse de los cortes en la cara y una mano que le causó un simpatizante del Norte con un cuchillo de 25 centímetros. Un ataque que el régimen de Kim Jong-un saludó como un «castigo justo» y una «muestra de resistencia» contra las maniobras...
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