Parecía Nero Saraiva uno más de los desarraigados jóvenes llegados a Lisboa desde Angola o cualquier otra excolonia portuguesa. Su madre y su hermana le acompañaron en el viaje, como sucede con tantas familias deseosas de asentarse en la «madre patria». Pero las filas del desempleo le desalentaron en su aventura portuguesa, cuya nacionalidad disfruta como otros...
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