Hace un año, el trágico naufragio cerca de Lampedusa de una barcaza atestada de inmigrantes despertó las conciencias europeas, que parecían ya impermeables a un drama endémico en el Mediterráneo, que se disparó tras el descontrol en Libia. Aquel día murieron 300 personas y el Papa Francisco se erigió en el portavoz de esas víctimas sin nombre, denunciado con...
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