Baño de realismo para los escoceses. Con afecto, pero con las verdades encima de la mesa. En su segunda visita a Escocia en cinco días, y la última antes de la votación, David Cameron conjugó en Aberdeen el palo y la zanahoria. Con la voz tomada por momentos por la emoción, imploró a los escoceses «con el corazón, la cabeza y el alma» que se queden. Pero no les...
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