En lugar de ceder a sus provocaciones, como han hecho en ocasiones anteriores, Corea del Sur y Estados Unidos parecen dispuestos a no bajar la guardia ante el régimen de Pyongyang. A pesar del órdago lanzado por su joven dictador, Kim Jong-un, de declarar el estado de guerra, Seúl y Washington seguirán luciendo músculo militar. A las dobles maniobras conjuntas...
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