Hay una regla cívica no escrita en Nueva York por la que los ciudadanos rasos no importunan a los famosos. Las «celebrities» forman parte del paisaje neoyorquino, como los taxis amarillos, los policías fondones o la bolsas de basura que se amontonan en las aceras. Si Sarah Jessica Parker se cuela en su ascensor, le toca orinar al lado de Spike Lee en el Madison...
Suscribete para leer la noticia completa: