Me contaba una profesora estadounidense en mis años de estudios universitarios en UCLA, que sus padres la habían mandado de joven a estudiar la carrera a Cuba. Me sorprendió tal experimento, impensable años después; pero a Mrs. Anderson, que así se llamaba, sus padres le quisieron dar una buena formación en los años 40. En sus palabras, «La Habana era un petit...
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