La vida de un ángel de Victoria’s Secret –las cotizadas modelos de la firma de lencería– debe ser tan dura como la de los que cuidan la cabecera de las camas: todo el día entre el cielo y la tierra –sin dejar de subir y bajar de aviones– y con mucha gente preocupada por su sexo. Al menos ha dejado de ser una dedicación tan gratificante como en el pasado: dos...
Suscribete para leer la noticia completa:

