El pasado viernes, ese 4 de julio de 2014, hablé por última vez con Di Stéfano. Le llamé para felicitarle en su 88 cumpleaños. A su hija Silvana le escuché decir: «Papá: es Luis Miguel González». Se puso al teléfono: «¿Qué querés, González?». A los pocos segundos, con la voz algo tenue, me respondió: «Gracias, querido, por acordarte de mí. Me encuentro algo mejor...
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