Casi en el cruce de la carretera de Algete con la de Cobeña, cerca de donde apareció el cadáver de Eva Blanco, sigue –como recordatorio de misa funeral–, un grafiti exigiendo justicia. Dicen en el pueblo que Manuel, el padre de la joven, pintó algunos trozos. Ahí ha estado 18 años. El jueves, con la detención de Ahmed Chelh, empezó a cumplirse ese afán: que caiga...
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