POR todo lo anteriormente expuesto, es evidente que fijar el sueldo justo para un político es una cosa tan arbitraria como lo sería el tratar de acordar la mejor combinación en la lotería primitiva para obtener un premio, con la salvedad de que en esas negociaciones siempre gana el que puede jugar, ya que en esa casa de apuestas sólo participan ellos y con el...
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