Ismael era un niño que no jugaba. Siempre estaba cansado. A los cinco años vestía con ropa de dos. Tenía 270 de colesterol, el riego sanguíneo por los suelos, la glucosa disparada, el hígado inflamado, los músculos debilitados. El pasado año le entregó una carta a la Reina y desde entonces ha engordado cinco kilos, ha crecido doce centímetros, salta, vuelve a...
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