Durante décadas, en la política catalana se instaló un anticiclón: apenas pasaba nada. A un lado de la plaza Sant Jaume gobernaba la izquierda, al otro, la derecha nacionalista. Un equilibrio imperfecto que hacía de las páginas de política un damero tranquilo: el sistema de partidos surgido de la transición condujo a un bipartidismo que en Cataluña se expresaba...
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