«Hay combatientes que retornan de Siria e Irak a sus países de origen. La mayoría con el propósito de atentar, y unos pocos porque han desertado. Pero los que marcharon siendo menores de edad... esos no han regresado. Ninguno. Allí, en zonas en conflicto, tienen una esperanza de vida de pocas semanas. No los quieren para combatir, sino para ponerles un cinturón...
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