Los fustazos finales de Rajoy a Sánchez fueron displicentes y crueles. Al presidente le asomó una virulencia colindante con el insulto de discusión de tráfico, provocada por las alusiones de Sánchez a Bárcenas, nombre con carga de corrupción que acompañará a Rajoy en su posteridad como una cagarruta de paloma en la pretensión estatuaria. Rajoy le dijo que era...
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