Mientras el cauce del río Ebro no se limpie y se drague para eliminar la gran acumulación de sedimentos que han ido reduciendo su capacidad, el riesgo de inundaciones seguirá siendo cada vez mayor. Es la evidencia que llevan repitiendo sin descanso los directamente damnificados por esta situación —habitantes, agricultores y alcaldes de los municipios ribereños—....
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