A Rosa Díez (no Díaz, como le llama por error Rajoy en el Congreso confundiéndola con la Susana más popular de España) la encuentro el jueves subida a unos zapatos abotinados altos, ropa oscura y labios rouge. A la moda. Como su despacho low cost en la calle Cedaceros, de Madrid, al pie de los leones del Congreso. Y de los caballos, como corresponde a un político...
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