«Me cago en D...». Con un exabrupto y gesto retorcido de rabia reaccionó uno de los acompañantes que escoltaban ayer al dirigente de la ETA más sanguinaria de los ochenta Santiago Arrospide Sarasola, alias «Santi Potros».
El terrorista, protegido por dos hombres que no se separaban de él, miraba hacia abajo, como ajeno al grupito de cámaras que captaban instantáneas...
Suscribete para leer la noticia completa: