Cuando el tren salía de Madrid, un año antes, las víctimas se preparaban para la misa en la Catedral en recuerdo de los fallecidos. Cuando el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, alentaba con esperanza a sus familias, el Alvia ya había dejado atrás Zamora. Cuando los supervivientes se reencontraban con los vecinos de Angrois y su curva, el convoy ya había entrado...
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