De la dignidad, a la vergüenza. De la proclama contra los recortes de la gente cívica (y en pos de la República entre otras rimas), al arrojo del adoquín sin pudor y el cóctel molotov ardiendo por parte de los centenares de radicales en el madrileño eje de Recoletos. Ése fue el escenario de «lucha social», una auténtica batalla campal como no se había visto...
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