Unida en el dolor, la España oficial aparcó ayer sus diferencias para rezar por los muertos de una de las peores tragedias que ha sufrido nuestro país. Cuando aún faltaba más de media hora para que empezara la ceremonia religiosa, el cielo se nubló y las campanas de la Catedral de Santiago empezaron el pausado e inquietante toque de difuntos. Las inmediaciones...
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